- Julio Cortazar -
Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los dias.
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canciOn del cronopio es Salome' desnuda danzando para los famas y las esperanzas que estan ahi boquiabiertos y preguntandose si el senor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone tambien a aplaudir, pobrecito.
Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos.
Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inutil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los petalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz. La flor piensa: Es como una flor.